Martina Silva de Gurruchaga

Martina Silva de Gurruchaga nació el 3 de noviembre de 1790 en la ciudad de Salta, en el entonces Virreinato del Río de la Plata. Pertenecía a una familia acomodada, lo que le permitió acceder a una educación privilegiada para la época. Desde joven, mostró un carácter decidido y una visión que trascendía los roles tradicionales asignados a las mujeres de su tiempo.

 

Compromiso con la causa patriota

Cuando la lucha por la independencia se extendió por el norte del territorio, Martina no dudó en poner su fortuna y su influencia al servicio del ejército patriota. Convenció a su esposo, José de Gurruchaga, para que realizara importantes donaciones destinadas a la causa. Entre ellas, se contaron armamento, dinero y paños para la confección de uniformes para los soldados.

Un recorrido a través de

Imágenes y Momentos

Martina Silva de Gurruchaga

Capitana del Ejército, su nombre es sinónimo de entrega y compromiso.

Con sus propias manos

Bordó la bandera que ondearía en la Batalla de Salta, aquel 20 de febrero de 1813 en Campo Castañares.

Capitana del Ejército

Su nombre es sinónimo de entrega y compromiso de las mujeres con la gesta independentista.

Biografía

La Batalla de Salta y su contribución clave

Uno de los momentos más trascendentales de su vida se produjo en 1813, durante la organización de la Batalla de Salta. Además de sus aportes materiales, Martina decidió confeccionar con sus propias manos una bandera celeste y blanca que el general Manuel Belgrano izaría en el campo de batalla. Esta insignia se convirtió en un símbolo del triunfo patriota y del compromiso de las mujeres con la gesta independentista.

El éxito en la Batalla de Salta fue decisivo para el control de la región norte frente a los realistas, y la participación de Martina en el abastecimiento del ejército resultó crucial. En reconocimiento a su entrega y valentía, Belgrano la nombró Capitana del Ejército, un honor reservado a muy pocas mujeres en aquellos tiempos.

Legado y reconocimiento

Tras la independencia, Martina continuó participando activamente en la vida política y social de su provincia, asegurando que el sacrificio de los héroes y heroínas de la gesta emancipadora no fuera en vano.

Falleció el 19 de marzo de 1874 en Salta. En honor a su legado, sus restos fueron trasladados al Panteón de las Glorias del Norte, en la Catedral de Salta, donde descansa junto a Carmen Puch, esposa del general Martín Miguel de Güemes. Este reconocimiento simboliza el papel fundamental de las mujeres en la historia de la independencia argentina.